La política está metida en todo: en un
debate, en una decisión, en una organización, en una movilización, etc., etc.,
etc. En los Juegos Olímpicos que se desarrollaron en Berlín en 1936 se
involucró de lleno. Fue la edición olímpica utilizada por el militar alemán
Adolf Hitler para hacer propaganda de su partido, el nazi.
En 1933, Hitler tomó el poder alemán y
provocó un gran malestar en muchos dirigentes internacionales, ya que la
capital teutona había sido elegida en 1931 para ser la sede de la décima
edición del evento deportivo más grande del mundo. En consecuencia a esto, una de las
principales ideas que se pensaron fue la de un boicot a Berlín y al partido
nazi. Lo que finalmente se acordó en varios países (entre ellos estaban
Holanda, Gran Bretaña, Checoeslovaquia, Francia y Suecia) fue que se disputasen
unos Juegos Olímpicos paralelos y en simultáneo a los de Berlín, pero en
Barcelona, ciudad que había quedado segunda en la votación de 1931 por parte
del Comité Olímpico Internacional. Finalmente España, pocos días antes de que
empiece el espectáculo deportivo en su país, sufrió el estallido de la Guerra
Civil Española el 17 de julio de 1936, y Por ende, se suspendieron los Juegos
paralelos y Hitler continuó tranquilamente con su proyecto.
Los objetivos del Fiurer eran hacer
propaganda nazi e imponer y hacerle creer a todos los habitantes de la tierra
que la raza aria era la superior y la única que valía la pena. Pelo rubio, ojos
celestes, físicos de atletas, color de piel claro y muy ricos genéticamente era
el prototipo ideal de persona que pregonaba el político alemán.
Para que el Primer Ministro de Alemania
lleve a cabo en su ciudad un evento de esta envergadura tuvo que tener apoyo
del Comité Olímpico Internacional. Y así fue, ya que quien presidia dicho ente,
el conde Henri De Baillet-Latour, coincidía con las ideas nazis y, por eso, le
facilitó la organización del evento en su tierra. Luego lo advirtió a Hitler de
que dejase participar en paz a los deportistas judíos, quienes ya eran
perseguidos por el régimen nazi.
El presupuesto gastado por los organizadores
fue diez veces mayor al de Los Ángeles 1932. Además, en Berlín se transmitió la
competencia por televisión por primera vez, aunque sólo fue para los ciudadanos
alemanes.
No todo le salió como quería al mandatario
alemán porque la máxima figura y estrella de Berlín 1936 fue un atleta de color
de piel morena, prototipo que Hitler detestaba. El nombre y apellido de ese
deportista fue Jesse Owens, un
estadounidense que consiguió cuatro medallas de oro en atletismo: en los 100
metros, en los 200 metros relevo, en los 4x100 y en el salto de longitud.
Jesse Owens preparado para explotar
Además, la medallista más joven de la
historia estuvo en esta edición del olimpismo moderno. Fue la norteamericana Marjorie Gestring, tras ganar el oro en
el salto en trampolín con apenas trece años.
El
medallero:
Pos.
|
País
|
Oro
|
Plata
|
Bronce
|
Total
|
1
|
Alemania
|
33
|
26
|
30
|
89
|
2
|
Estados Unidos
|
24
|
20
|
12
|
56
|
3
|
Hungría
|
10
|
1
|
5
|
16
|
4
|
Italia
|
8
|
9
|
5
|
22
|
5
|
Francia
|
7
|
6
|
6
|
19
|
6
|
Finlandia
|
7
|
6
|
6
|
19
|
7
|
Suecia
|
6
|
5
|
9
|
20
|
8
|
Japón
|
6
|
4
|
8
|
18
|
9
|
Holanda
|
6
|
4
|
7
|
17
|
10
|
Gran Bretaña
|
4
|
7
|
3
|
14
|
13
|
Argentina
|
2
|
2
|
3
|
7
|