No sólo el fútbol argentino, sino el
mundial, carecen desde hace años de ese futbolista que usa la casaca número 10
y que le hace honor a esos dos dígitos. Cada vez menos los hinchas se pueden deleitar de esos cracks
que saben qué resolver con sus pies antes de que la redonda les llegue donde se
encuentran ubicados. ¿Están en extinción? ¿Por qué cada vez hay menos? ¿Por
qué?
Por Lucas Abbruzzese
“El problema es
que no puede haber conductores si se parte del vértigo y la verticalidad porque
es muy difícil encontrar la pausa en ese contexto. El fútbol es usar bien los
espacios, manejar los tiempos y engañar al adversario. Y esto, a 1.500
kilómetros por hora, no se puede hacer”, explica una y mil veces el entrenador
César Luis Menotti. Frenar, hacer creer que vas a realizar algo para terminar haciendo otra, saber dónde ubicarse son algunas de las claves que tiene el
deporte más popular del mundo. Y nadie mejor para llevarlas a cabo que el
enganche. Sin embargo, el fútbol se volvió cada vez más rápido de pies y más
lento de cabeza. Así se está…
Pero, ¿cómo se define
a un enganche? ¿Cuál es su función? Pausa, rapidez mental, tener la capacidad
de colocar un pase entre líneas, pedirla en momentos adversos, leer
correctamente el partido para advertirle a sus compañeros por dónde, cómo y
cuándo atacar al rival, entre otras propiedades, deben ser algunas de las
características esenciales que sin ninguna objeción deben poseer los número 10.
¿Realmente cada
vez hay menos conductores? ¿O los hay y los directores técnicos le dan menos
lugar y confianza? ¿Por qué ya no abundan esos futbolistas a los que se admira
constantemente? El fútbol, en cuento a juego, ha retrocedido enormemente. No
hay que hablar ni escribir en forma generalizada, ya que hace un lustro existe
un tal Barcelona, a quien perfectamente le queda el calificativo de
contracultural, que semana tras semana le marca el camino al mundo de cómo se
disputa este deporte. ¿Tiene el elenco catalán un enganche? ¡Vaya si en sus
filas cuenta con uno de ellos! Ese nombre propio le pertenece a Andrés Iniesta,
uno de los jugadores que mejor entiende el juego en el planeta tierra. El
Cerebro parece que juega con una lentitud asombrosa, pero lo que carbura a mil
por hora es su cabeza, la que le permite, gracias a su tremenda habilidad con
los pies, indicarle el camino al Barsa, conducirlo, aportarle calidad,
asistencias perfectas y, sobre todo, entendimiento del desarrollo de un match.
Completo.
Y siguiendo con
los ejemplos, cómo no trasladarse a la década del ´70, a la cual muchos la
catalogan como en la que hubo mayor cantidad y calidad de enganches. Por citar
a algunos, vale la pena pasar por Zico, Tostao (el conductor del Brasil del
Mundial de México ´70, el mejor seleccionado de la historia), Norberto Alonso,
Ricardo Bochini, Teófilo Cubillas, etcétera. Años en los que abundaban los
cracks que se mueven por todo el frente de ataque.
Por qué no
seguir recordando la historia, más reciente, para encontrarse con apellidos
como Zidane, quien alguna vez tendría que haber disputado un cotejo con un
smoking por la elegancia con la que se desplazaba dentro del rectángulo de 105
por 70 metros. ¿Más? Sí. Baggio, Figo, Ozil, Michael Platini, Valderrama. La
lista sigue, pero hay que poner un punto para pasar al plano local, donde Juan
Román Riquelme, Pablo Aimar y Marcelo Gallardo se llevan todos los ojos para
encontrar un enganche de esta última década en el fútbol argentino. Los tres,
cada uno con lo suyo, deleitan con pases, entendimiento del juego, pegada,
determinación y presencia. Inigualables.
Muchas veces se
abre el interrogante sobre algunos intérpretes. ¿Los Diego Armando Maradona,
los Pelé (él mismo se autodenominaba como un centrocampista adelantado), los Lionel
Messi, los Johan Cruyff, los Ronaldinho son específicamente enlaces? La
respuesta habría que encontrarla objetivamente, ya que para algunos lo son y
para otros no. Son monstruos de otras galaxias que disfrutan con la pelota en
sus pies y que si los mandan a defender lo harán a la perfección porque tienen
incorporado conceptos futbolísticos como pocos. Así como hay definidores de
jugadas que se pueden poner el traje de enganches, también existen los que
arrancan desde el centro del verde césped. Esos a los que los defensores son
los primeros que buscan para darle continuidad a una jugada. Perfectamente
caben en esta categoría los Xavi, los Redondo, los Verón, los Pirlo…
Maradona, abrazado con Zico.
Con la locura
que se vive en el mundo fútbol, fiel reflejo de las sociedades, conjugado con
que el negocio de los que nada tienen que hacer dentro de esta disciplina, pasó
a ser más importante que el propio juego y, en consecuencia, se fue perdiendo
esa alegría en una cancha. Y los conductores parecen ser los más perjudicados
porque muchos entrenadores, ante la presión de “si perdés te echamos”, optan
por formaciones amarretes, cautelosas y priorizando más la parte defensiva que
la ofensiva como si esa fuera la verdadera fórmula para obtener buenos
resultados. ¿Hasta cuándo subestimar la figura del enganche? ¿Realmente no
salen más o cada vez los utilizan menos? ¿Ambas? Lo cierto es que, teniendo en
cuenta todas estas preguntas, parece que el número 10 está en peligro de
extinción.