viernes, 18 de enero de 2013

Quedar afuera no es el problema


Por Lucas Abbruzzese

    El seleccionado argentino Sub-20 volvió a decepcionar en una competición internacional. Ésta vez fue en el Sudamericano jugado en su país, donde ni siquiera logró clasificarse al hexagonal final para tratar de lograr una de las cuatro plazas que otorga dicho certamen al Mundial de la categoría en Turquía, cuyo comienzo va a ser el 21 de junio. ¿Realmente el problema es la no clasificación? ¿No habrá que hilar más fino y (no) encontrarse con un no proyecto?


   Si hay algo que el fútbol nacional tuvo, tiene y tendrá en demasía son juveniles futuros cracks. Sin embargo, como el deporte más popular del mundo es colectivo, y en el cual la mayoría de las veces ganan los que mejor lo llevan a cabo en conjunto, se necesita tiempo de trabajo, ideas, convicciones, un programa, formadores capaces de ENSEÑAR. Laburo. Parece que todo eso se olvida y sólo sirve ganar. ¿Qué se obtiene campeonando en un Mundial Sub-20? ¿Sirve de algo si ese título llega gracias a individualidades y no por un proyecto serio detrás? Si el fin debería ser FORMAR futbolistas para que luego el seleccionado mayor los utilice ya con una idea clara.

   Las improvisaciones deben dejarse para que se desarrollen sobre el verde césped, no al momento de contratar un director técnico y que salga lo que se pueda. A José Néstor Pekerman, que asumió como entrenador del Sub-20 en 1994 y permaneció por casi una década, se lo criticó mucho porque se decía que con buenos jugadores cualquiera gana campeonatos. Una pavada (si no fíjense en el actual plantel juvenil y los nombres que hay. Falta el camino a seguir) enorme porque el DT convenció a quienes lo contrataron por su proyecto. Y así le fue: 3 campeonatos mundiales en el primer puesto. Pero, insistiendo en lo mismo, lo importante no era el trofeo, sino que se formaban futbolistas. Por sus manos pasaron unos muy jóvenes Riquelme, Aimar, Sorín, D`alessandro, Saviola, Maxi Rodríguez, Samuel, Cambiasso, etcétera, etcétera, etcétera. En el 2003 se fue, pero el que subió a la dirección técnica fue su ayudante de campo, Hugo Tocalli, quien siguió por la misma senda. El cordobés renunció tras la obtención del Mundial 2007 porque Julio Humberto Grondona, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), decidió no renovarle a su ayudante Miguel Ángel Tojo. ¿Diferencias entre ellos? ¿Los nombres por encima de los proyectos?

   O tal vez haría faltar retroceder un poco más el tiempo y situarse en 1979, año en el que el juvenil dirigido por César Luis Menotti, representado a la perfección en la cancha por un tal Diego Armando Maradona y Ramón Ángel Díaz, le mostró el camino al fútbol argentino de cómo se disputa el fútbol. Toque, gambeta, engaño, desequilibrio, amor por el balón, eso que tanto hace falta en la actualidad.

   Sergio Batista, Walter Perazzo y ahora Marcelo Trobbiani no encontraron un rumbo y poco demostraron de estar a la altura del seleccionado argentino Sub-20. Los proyectos estuvieron ausentes y así se está, en plena decadencia. ¿Ya no salen tan buenos futbolistas o no se los forma como corresponde? ¿De qué sirve lamentarse de una eliminación si de nada iba a servir clasificar a siguientes instancias? Hay que analizar más profundo y también buscar responsables en quiénes contratan a los que deben tener la responsabilidad de formar futbolistas.

   Si seguirá o no Trobbiani no es la cuestión, sino la falta de proyectos y el armar todo en el momento, a la marcha. Más preocupante aún es la falta de interés y ganas que hay por cambiar la situación. ¿El ganar ya seguirá ensuciando al fútbol? ¿El negocio de que sólo sirve triunfar hasta cuándo seguirá prevaleciendo? ¿Tanto cuesta en pensar en el largo plazo y olvidar para siempre el amiguismo?