Fútbol, dinámica de lo impensado es un libro escrito en 1967 por el ya fallecido gran periodista Dante
Panzeri. Lo escribió no con la idea de aprender a jugar al fútbol, sino a
empezar a mirarlo de otra manera que la actual. Todo lo que criticó en aquél
entonces se encuentra elevado diez veces más en los días que corren.
“Este libro no sirve para nada”, se atrevió a escribir en
el principio y en el final de una pieza fundamental que cualquier persona a la que
le guste el deporte más popular del mundo debe leerlo. El excelente escritor,
entre variadas y decenas de definiciones, describe al fútbol como “una lucha de
imprevistos”, en la cual ganan los más pícaros Y desde este punto de partida criticó
a la mercantilización y comercialización sin piedad que se empezó a adueñar de
todo lo relacionado al juego: “Nos quieren hacer creer que hasta lo espontáneo
se puede organizar”.
¿Quién sabe de fútbol? se pregunta en su Dinámica de lo
impensado. Cree no saber la respuesta, aunque opina que entiende el que
“encuentra al futbolista, lo coloca adonde más rinde y sacan su máximo
rendimiento”. “La táctica es el arte de poner bien las cosas”, Él consideraba a
Carlos Peucelle, exfutbolista y entrenador que una vez enseñó que “lo
imprevisto no admite planificaciones salvo el imprevisto mismo”, como uno de
los más sabios porque, entre otras cosas, “no corregía, enseñaba”.
“Nos quieren hacer creer que hay un fútbol antiguo y uno
moderno. El fútbol siempre es el mismo, el bien o mal jugado”, reprochaba
Panzeri, que recaía sobre los que consideraban que el deporte de la redonda
número 5 es según la época y que cambia con el tiempo. “El fútbol bien jugado
necesita del pelotazo, de la gambeta, del que corre, del que ordena, del que
piensa”, argumentaba. Para formar a un futbolista –explicaba Dante Panzeri- “la
mejor maestra es la pelota”. Necesita de ella miles de horas: “El mejor es el
que sabe dominarla”.
“Para ser serio tiene que ser un juego”, describe Panzeri
sobre el fútbol. Acusa a la seriedad, causada por los millones de pesos que se
manejan y que sólo mejoró la calidad humana, de arruinar al futbolista porque
no es libre para crear ni equivocarse debido a que está más pendiente en lo
material que en la diversión dentro de un espectáculo.
Panzeri creyó que son fundamentales las camarillas, ese
“grupo de jugadores que se junta para el bien del grupo”. Quizá en la
actualidad se confunde que un protagonista es camarillero cuando busca
quilombo. “Desde que no están el fútbol es angustia y eso divide”, explicó de
manera brillante su significado y agregó que sin ellas no puede haber ni
gestarse grandes equipos. Los directores técnicos no eran de su máximo agrado.
Los calificaba como “gesticuladores”. Explicaba que los verdaderos DT están
sobre el verde césped, donde se decide todo sobre un partido. Tampoco se olvidó
de los preparados físicos, esos que “forman atletas en vez de futbolistas”. “El
fútbol es fundamentalmente una actividad del talento y secundariamente una
actividad física”, manifestaba.
Panzeri dejó, deja y dejará una huella imborrable en cada
ser humano que al menos haya leído o leerá alguno de sus textos o libros. “Las
personas mueres cuando son olvidadas”, se escucha muchas veces por ahí. El gran
Panzeri jamás será abandonado porque sus ideas, sus convicciones, sus críticas
y sus análisis nunca se borrarán de la mente de nadie.
Algunas de sus mejores frases extraídas del libro – “Al
fútbol profesional se lo debe salvar desalentando su materialismo” – “Europa
nos vende libros de cómo jugar al fútbol y Sudamérica les da jugadores”
– “El
gol no se busca porque es una casualidad o un accidente del juego” – “En
los entrenamientos modernos escuchamos gritar ´que no gambetee´, ´que no hable´.
Un cuartel militar” – “La
eficacia se produce por la homogeneidad de lo heterogéneo” – “El
jugador ideal es el que tiene físico y es virtuoso como Pelé” – “Ahora
se marca con más hombre y eso no es marcar mejor sino miedo a perder” –
“La
cultura deteriora a la verdad” -