A 57 años del Golpe de 1955, a 39 del asesinato de Víctor Jara y a 36 de la Noche de los Lápices.
Por Lucas ABBRUZZESE
Es una fecha en la que no se puede
ser socio del olvido. No se debe estar del lado de no recordar varios hechos
lamentables que ocurrieron un mismo día pero de diferentes años. Sucesos que
quedarán en la memoria para siempre.
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Ya el 16 de junio de 1955 se
produjo un “aviso” de lo que podía llegar a suceder en el país cuando la Plaza
de Mayo fue bombardeada por un grupo de militares y opositores con el propósito
de destronar a Perón. Este nefasto hecho terminó con la muerte de más de 300
civiles y alrededor de mil heridos. Como se sabe, ese día no lograron derrocar
al presidente. Sí lo iban a conseguir tres meses después, cuando, bajo la
denominación de Revolución Libertadora, Argentina sufría el tercer golpe de
estado del siglo veinte. Y todo iba a cambiar. La palabra peronismo fue
prohibida, la falta de trabajo comenzó a hacerse costumbre, empresas y la
industria nacional eran desprotegidas. Empezaba otro ciclo. El apoyo de la
iglesia para con los golpistas fue clave para llevar a cabo aquel acto, ya que
la cúpula eclesiástica mantuvo notorias diferencias con Perón durante sus años
de primer mandatario. Un claro ejemplo de estas diferencias se notó cuando,
horas posteriores a lo sucedido en junio, se quemaron varias iglesias a lo
largo del país. El odio y los intereses en juego pudieron más que cualquier otra
cosa durante aquellos tiempos. Nada nunca volvió a ser igual.
Desde 1930 en adelante fueron
décadas en las que una sublevación en el poder casi que no sorprendía. Cuesta
decirlo, pero a la mayoría de los ciudadanos argentinos les parecía común un
golpe de estado. La última dictadura fue la peor, la más sangrienta, la que más
víctimas y desaparecidos dejó, la que sembró el terror como pocas veces, la que
poco tuvo que envidiarle a los nazis. Esa empezó el del 24 de marzo de 1976,
cuando jorge Rafael Videla y compañía comenzaron con el período más negro y
nefasto de Argentina, cuya duración fue hasta el 10 de diciembre de 1983, día en
el que se retornó a la democracia.

Aquellos chicos, entre otras
cosas, luchaban por el Boleto Estudiantil Secundario (BES) y participaban en
marchas políticas. Es una fecha para recordar a aquellos jóvenes que luchaban
por una Argentina distinta y mejor. La tortura y la violencia, a muchos de
ellos, los silenció para siempre.
Un 16 de septiembre también es
motivo para el recuerdo para el pueblo chileno. Un día así, pero de 1973, fue
asesinado el cantautor Víctor Jara. La dictadura de Augusto Pinochet que había
tomado el poder el 11 de septiembre de 1973 tras derrocar a Salvador Allende
pregonó un estilo político de violencia, persecución, censura. El más nefasto
de la historia trasandina. Jara, que militó en el Partido Comunista de Chile,
fue secuestrado el mismo día del golpe y llevado al centro de detención Estadio
Chile, el cual actualmente lleva su nombre.
Jara y su sonrisa característica
Tres hechos para no olvidar jamás.
Tres hechos para gritar bien fuerte un “Nunca Más”. Tres hechos que no deberían
volver a suceder. Tres hechos que dejaron miles de corazones rotos. Tres hechos
que hacen llamar a un 16 de septiembre como un día maldito.