#NiUnaMenos fue la consigna que circuló por las redes
sociales para convocar a la marcha que se llevará a cabo hoy en el Congreso,
desde las 17. Más allá de concurrir, es una tarea cotidiana la de intervenir en
cualquier caso, concientizar y preguntarse qué hay detrás de ese pedido de
basta de desaparición, maltrato y asesinato de mujeres.
Ni Una Menos porque hay
que frenar con la cosificación de la mujer. No son objetos ni le pertenecen al
otro ni al mejor postor. Son de ellas; con sus ideas, sus ganas, sus errores, sus
virtudes, su imprescindible existencia en un mundo que cada vez toma más
conciencia a la par que no logra terminar con esa cadena verticalista y de
privilegios impuesta por el hombre, en la que se cree un ser superior.
Ni Una Menos porque hay
que frenar con la trata de personas. Y eso abarca las enormes redes con el
objetivo de secuestrar mujeres para explotarlas, la complicidad policial y
judicial, el silencio del vecino y lo cómplice que son los medios hegemónicos
de comunicación desde su desinformación, estigmatización y poca importancia que
le brindan al problema. Porque hay que terminar con el odioso “por algo será” o
el miserable “y, mirá cómo se vestía” para justificar la desaparición de una
muchacha.
“El problema empieza
cuando a la mujer se le ve primero el culo y las tetas que los ojos”.
Ni Una Menos porque
ellas no son una mercancía. No son lo que son por el tamaño de sus tetas ni la
perfección de sus colas. No. Son lo que son por lo que hacen, por lo que
transmiten, por el simple hecho de ser alguien.
Ni Una Menos porque los
femicidios aumentan, la trata no cesa, la explotación sexual no se frena. Sin
clientes no hay trata. No es una cuestión de estado ni del otro, sino de todos,
de cada ciudadano, de cada institución y de cada mayor ante su hijo.
Concientizar al otro, empezando por uno mismo. Hay que desnaturalizar la
violencia de género, el piropo grosero que no es piropo. Hay que ayudar a
denunciar las violaciones o los maltratos.
Ni Una Menos porque la
mujer no es una cosa. Porque lo que la publicidad, los programas de 30 puntos
de rating y el sistema impone no es la verdad. Es una mierda. Una mierda que
forma personas, que las llena de ideas basuras, le mete en el cerebro que la
mujer vale por su físico y no por lo que es. Luchar contra eso. Que las minas
no se queden apartadas de esa lucha y exigencia por una sociedad más justa,
igualitaria y de derechos.
Hay una belleza que por
cierto no es la corporal y es la más linda e importante de todo. Eso nos
ocultan. Ese puede ser un buen punto para empezar a desbaratar lo establecido,
lo que vende, lo que nos metieron en la cabeza desde chiquitos.
Ni Una Menos para luchar
por los derechos humanos de todos, no sólo de unos pocos. Porque hay que gritar
basta de violencia. Porque violencia también es que el aborto no sea seguro,
legal y gratuito. Eso es fomentar la desigualdad entre las que tienen y las que
no un poder adquisitivo mayor.
Ni Una Menos porque una
mujer no vale menos si es gordita, usa anteojos o posee una cadera ancha. Esa
mujer es víctima de un maltrato psicológico que no tiene vuelta atrás. La sociedad
la juzga, las prejuzga y las utiliza según su físico. Vale para la tele y para
ser protagonista de las publicidades y promociones si tiene unas curvas
exuberantes y un físico envidiable. Bajo esa lógica nos han criado y vivimos
cotidianamente.
El puño hacia arriba es
luchar contra todo este maltrato. La tarea es de todos.