A Malimán concurren 16 alumnos. Una combi los pasa a buscar el lunes por la mañana desde sus casas y los deja en la escuela, lugar del que se retiran el viernes por la tarde. 13 de ellos provienen de Rodeo, el pueblo más cercano, a unos 30 kilómetros. Los otros 3, de Pismanta, a 63 km. Hay tanta cantidad de cabecitas que van a la Escuela Paso de los Andes como sueños.
“A mi me gustaría ser veterinaria”. “A mi, peluquera”. Recibí esas respuestas una noche, después de la cena, en medio de una botella que giraba para ver a quién le tocaba preguntar. En esos rostros se notaban tantas ganas de progresar como un profundo dolor, proveniente porque ya desde chiquitos les hacen conocer sus realidades. Sus verdaderas y tristes realidades: imposibilidad de irse de donde están porque económicamente no pueden, violencia física y psicológica y una cultura del alcohol de la que esas familias ninguna culpa tienen. Es que somos campeones en apuntar con el dedo pero fracasados en pensar en los motivos. ¿O cómo reaccionaríamos cada uno de nosotros si no hizo falta que cumpliéramos 10 años para que nos digan que trabajar en la mina o en la gendarmería es el único escape?
Sin embargo, allí hay sueños. ¿Pero qué son los sueños? ¿Es esa utopía de la que hablaba Eduardo Galeano para incitarnos a caminar? ¿Es lo que nos permite levantarnos todos los días? “Es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pinchó. Renunciar a todos los sueños porque uno no se cumplió”, es lo que aporta Saint-Exupéry en El Principito y lo que quedó inmortalizado a una de las paredes de la escuela de Malimán, allí donde cada año se deja un mural. Murales para romper muros y barreras.
¿Cómo no pensar en los sueños mientras en la mente de todos quedaba ese Juntos a la Par que Pappo nos tocará por siempre? Porque si hay un par hay otro. ¿Y qué pasa cuando hay otro? ¿Preguntamos sobre lo esencial -como se quejaba El Principito- o sólo primero nos queremos saciar los prejuicios y continuar andando a la par de esta sociedad de estereotipos?
“Los ojos están ciegos, es necesario buscar con el corazón”.