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miércoles, 20 de enero de 2021

¡Abran las escuelas!

 


Abran las escuelas, así filmamos a los pibes y a las pibas en otra movida de marketing, exponiendo no solo a la niñez y la juventud sino lo poco que les importa la educación y lo demasiado que les gusta las cámaras.

Abran las escuelas, así podemos seguir viendo cómo los medios masivos de (des)información callan lo esencial y alardean una política de globos amarillos mucho más cerca del cotillón que de lo esencial. Es que, en esta, lo esencial está a la vista y no es invisible a los ojos: en el último presupuesto presentado en Ciudad, la pauta publicitaria recibió un aumento de 2.140 millones de al mismo tiempo que al Plan Sarmiento le quitaron 372 millones.

Abran las escuelas, ¿o no ven que el macrismo no tiene presupuesto para garantizar la conectividad de todes? Si no no se explica –o sí- que lo recortado al Plan Sarmiento y a Infraestructura Escolar haya sido destinado a las escuelas privadas.

Abran las escuelas, así también rompemos el cerco mediático y logramos seguir mostrando el estado en el que están las escuelas en el distrito más rico del país, el mismo que en el global de los últimos dos años le recortó un 72% al presupuesto de Infraestructura educativa.

Abran las escuelas, pero no para los y las 20 mil pibes y pibas que no tuvieron bacante en el sistema estatal de educación durante el 2020.

Abran las escuelas, a ver si ahí sí empiezan a entregar computadoras, esas que el larretismo, por decisión política, dejó de entregar en el 2019 en otro recorte presupuestario para algo que no les interesa: la educación.

Abran las escuelas, menos las 47 rurales que cerró María Eugenia Vidal durante su gestión en provincia.

Abran las escuelas, ¿o aún no se dieron cuenta de que nunca cerraron y que, mientras el PRO recortó presupuesto, adentro de las escuelas los bolsones de comida se siguieron repartiendo, les docentes no frenamos nunca y los insumos que debiera garantizar el macrismo nunca llegaron?

Abran las escuelas, así cumplimos con el anhelo de integrarnos al mundo. En el Reino Unido, durante noviembre, mes de clases y escuelas abiertas, hubo dos grupos etarios que fueron los que más contagios sufrieron: 5-12 años y 13-17.

Hipocresía. No cabe otro calificativo. Porque días antes de que el PRO, con Mauricio Macri a la cabeza, sacara una carta con la exigencia de “Abran las escuelas”, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con Horacio Larreta como mandamás, presentó el presupuesto más bajo de la historia destinado a educación.

lunes, 25 de junio de 2018

Mercantilización y educación

Un análisis de los discursos que giran alrededor de la venta de tecnología y de programas para utilizar en el aula.


En las sociedades actuales existen dos conceptos, los de información y comunicación, que resaltan en la cotidianeidad de nuestros días. Pareciera que se está todo el tiempo sabiendo todo lo que pasa y más comunicados. La aparición de las nuevas tecnologías (celulares, redes, TV interactiva, etc.) han llegado para quedarse y la escuela no es ajena a este fenómeno. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el ámbito educativo han cobrado un enorme valor, el cual solo parece relacionarse con el simple hecho de proveer una computadora por niño o niña, como si eso fuese suficiente para comprender las necesidades de cada uno y cada una. David Buckingham, en su libro Más allá de las tecnologías, señala: “Está implícita la idea de que distribuir información conducirá, de alguna manera automática, al conocimiento y el aprendizaje”.

Buckingham hace un análisis del impacto discursivo y empírico de las TIC alrededor de la escuela y escribió: “Cuestiono la noción de tecnología de la información, como si esos dispositivos se limitaran a actuar como medios para almacenar y distribuir un cuerpo inerte de hechos o datos. El término información implica de alguna manera que el contenido de la comunicación es neutro y que, al igual que la tecnología, es independiente de los intereses humanos”. Por eso considero necesario entender que, como se señala en el programa Aprender Conectados acerca de que ahora se alcanzará a toda la Argentina con conectividad y equipamiento, estos elementos no hacen a una mejor educación ni un más factible aprendizaje.

Se refiere a esto Inés Dussel, autora del libro Aprender y enseñar en la cultura digital: “La brecha hoy se produce entre usos más pobres y restringidos, y usos más ricos y relevantes. Por eso no es suficiente con dotar a las escuelas de computadoras y acceso a internet, sino que hace falta formar al docente para hacer usos más complejos y significativos de la cultura digital”. La alfabetización digital viene por este lado: apoderarse de los medios, producirlos, manipularlos y no ser solo consumidores de los mismos. Agrega Buckingham: “Creo fundamental que la escuela se ocupe de las experiencias culturales que viven los jóvenes fuera del aula, experiencias muchas veces relacionada con los medios digitales; percibo en el uso de los medios digitales un enorme potencial de los alumnos por tomar el control de los medios de producción, es decir, tomar esta tecnología para comunicarse, crear, representar expectativas e intereses”. Es poder ver y apreciar al niño y la niña como un sujeto con contexto, intereses y un mundo que lo rodea y que los medios digitales sean una herramienta de comprensión de la realidad y de mostrarse de manera activa y no pasiva ante el mundo.

En la actualidad, el mundo se está diseñando, hace décadas, alrededor de un nuevo capitalismo. ¿Por qué nuevo? Porque el mundo del trabajo giró hacia condicionamientos laborales que antes no se tenían tanto en cuenta como: trabajos cortos e inestables, relaciones virtuales, un capital impaciente porque se necesita un rendimiento urgente del mismo, la incertidumbre, y un cambio constante del perfil labora. Y en este último ítem, el del cambio constante del perfil laboral, me quiero enfocar, ya que hace referencia a las competencias. Referirse a competencias no es justamente ser competente con algo sino todo lo contrario: es la capacidad de adaptarse a los cambios y la flexibilidad capitalista que el mundo actual del trabajo plantea y exige. Así lo explica Angelique de Rey en Un hombre sin atributos: “La sociedad del conocimiento no exige a los individuos saberes, destrezas o incluso comportamientos y actitudes precisas, sino que sepan olvidar lo que saben, lo que saben hacer y lo que son, para adaptarse. El individuo actual debe poder cambiar tanto de conocimientos como de habilidades y de personalidad”. Y, de manera contundente, agrega: “Nos encontramos frente a la fabricación de un hombre que sabe hacerse flexible para adaptarse mejor a las necesidades de un sistema-mundo en el que la macroeconomía se ha vuelto central. Un hombre que sabe convertirse en una especie de pequeña computadora, capaz de cargar datos en su disco rígido y luego borrarlos; en pocas palabras, un hombre modular, para quien convertirse en sí mismo implica el olvido de sí mismo”.

Acá encuentro el sentido mercantil del negocio de las nuevas tecnologías alrededor de la educación: es imponer, ya desde la venta de programas y equipamientos desde niños y niñas, una forma de ver el mundo que se relaciona con lo flexible, con el saber hacer más que con el ser; es decir, con las competencias. Así lo enlaza Buckingham: “La introducción de la computadora como dispositivo educativo no fue natural e inevitable; fue producto de imperativos políticos, económicos y sociales. Para los políticos, centrarse en la tecnología parecía proporcionar una ocasión de ocuparse de temas vinculados a la competitividad internacional y la necesidad de una fuerza de trabajo bien disciplinada”. Competitividad, competencias…todas formas de relacionarse que tienen que ver más con las empresas que con la escuela.

Me resulta imprescindible no sacarle el foco a lo que plantea Buckingham: “El empleo de las TIC en la educación se concibe como un elemento indispensable en el proceso de actualización de las habilidades de la fuerza de trabajo del futuro y una forma de garantizar sus probabilidades de conseguir empleo. El uso de la tecnología en educación es una respuesta directa a las exigencias de la economía moderna. Este discurso de habilidad tecnológica propone una articulación particular de la educación, el mercado comercial y el futuro trabajador/consumidor”.

Al estar tan presentes las características de flexibilidad e incertidumbre es complejo que la palabra cambio no se asimile a la realidad. Por eso es bueno traer lo que Richard Sennet escribió en La corrosión del carácter: “Los tiempos se han asimilado entre el trabajo y el consumo. Ahora el trabajo se resuelve en el corto plazo, las relaciones son superficiales y funcionales a las exigencias del cambio repentino”.

Tal vez en estos párrafos encontremos más motivos para entender la deshumanización que se sufre a diario. En una sociedad y una conformación de la vida que no interviene para le emancipación de las personas sino para advertirle, si quieren permanecer en el sistema, cómo deben actuar, cómo deben ser y que lo que son no sirve si no es redituable.

Uno de los términos utilizados por Angelique de Rey y que no hay que pasar por alto es el de sociedad del conocimiento. Se cree que el uso de tecnología más la circulación de información hacen al conocimiento. Pero no. Es interesante lo que plantea Renán Vega Cantor en Sociedad del conocimiento, una falacia comercial del capitalismo contemporáneo: “En esta sociedad del conocimiento el conocimiento es artificial porque se trata más de almacenar datos que de comprender los problemas reales”. Y aquí, otra vez, la importancia de la alfabetización digital tomada desde enseñar a usar tecnología y no de usarla porque sí.

Analiza Vega Cantor que “lo que la tal sociedad del conocimiento depara es algo completamente distinto que niega el carácter democrático de la universidad, al especializar ´recursos humanos´ funcionales para el capitalismo transnacional, una fuerza de trabajo diestra técnicamente, poco costosa, que no piense y absolutamente despolitizada”. Entonces, desde la escuela y como docentes, ¿pensamos a los niños y las niñas como futuros sujetos empleables o como ciudadanos críticos, democráticos y sensibles ante la realidad?

Al respecto expone Buckingham: “El discurso de la sociedad de la información o economía del conocimiento construye al niño como futuro trabajador y consumidor de información. En esta construcción se concibe al niño como un hacerse y no como un ser. Se presta poca atención a verlos como productores de información, solo se atina a verlos como consumidores para no quedarse afuera de esta era tecnológica”. Un discurso que no sale de quienes transitaron las aulas, investigaron, crearon conocimiento científico y fueron críticos sino de entes económicos mundiales como el Banco Mundial, que necesita y se abastece de estos conceptos vacíos y engañosos para justificar la implementación de las TIC y su consiguiente negocio alrededor de la educación. Acá notamos un punto de contacto con la globalización y la idea de, desde el exterior, impartir en lo local y destruirlo. En relación a esto escribió Néstor Canclini en La globalización imaginada: “Transferir las instancias de decisión de la política nacional a una difusa economía transnacional está contribuyendo a reducir los gobiernos nacionales a administradores de decisiones ajenas”.


domingo, 29 de abril de 2018

UniCABA, marketing y ajuste


Suena el teléfono de su casa. O lo paran en la calle para preguntarle: “¿Usted está de acuerdo con que se cree una universidad para formar docentes?”.

Quienes manejan el marketing del Gobierno de la Ciudad consultan a parte de la población esta propuesta que llevan a cabo. Y, digámoslo, si usted piensa lisa y llanamente en la formulación de la consulta difícilmente responda “no”. Como consecuencia, se ha notado, funcionarios del oficialismo luego salen a declarar: “La gente está a favor de que se cree una universidad para formar docentes”. Permítanme algo: señor, señora, no se deje engañar por la palabra ´Universidad´. Veamos por qué.

¿De qué estamos hablando? En noviembre del año pasado, el macrismo, sin consultar a la comunidad educativa pero sí a la empresarial (es decir, consultando dentro de su partido) , lanzó el proyecto de la creación de la Universidad de Formación Docente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (UNICABA). ¿Qué significa esto? Que, de aprobarse la ley (se votará en breve), los 29 profesorados públicos que funcionan actualmente en la Ciudad desaparecerán para unificarse en un solo establecimiento: la UNICABA.

Repito: ¿De qué estamos hablando? De que nos quieren cerrar los lugares donde estudiamos. La autonomía de cada escuela que forma futuros docentes se disolverá, la pluralidad de voces se ausentará y la particularidad de cada establecimiento se esfumará. El Poder Ejecutivo, es decir, el gobierno, pasará a controlar la UNICABA y a elegir el rector. La autonomía e independencia actual será parte del pasado, ya que se desintegrarán los consejos directivos de los cuales forman parte todos los claustros institucionales.

El neoliberalismo se instaló en Argentina desde las elecciones presidenciales del 2015. El Estado se fue achicando paso a paso y este proyecto es un ejemplo más, ya que el Ministerio de Educación tercerizará la formación docente, desligándose de la toma de decisiones y permitiendo el ingreso, de lleno, de las multinacionales en la educación. 150 años de historia educativa se tirarán a la basura.

Hay palabras claves que se conocieron de lo que se pretende con la UNICABA: emprendedurismo, negocios, virtualidad, cambio...Tendríamos que sentarnos a discutir (¿hace falta?) si queremos que nuestros hijos y nuestras hijas se formen como gente de negocios o como ciudadanos críticos. Es que se plantea esta modificación de paradigma con este avance contra la educación.

Y ni hablemos del gran sentido humanitario que se estará perdiendo. La virtualidad se tornará central con la implementación de la UNICABA. Y acá hay que discutir algo: ¿Cuánta aula, pasillo de escuela pública, tiza y pizarrón tienen quienes están tomando estas decisiones? O peor: ¿Cuánta relación estrecha poseen con el mundo de los negocios? Diego Meriño, quien presentó el proyecto de UNICABA en la Legislatura, es Subsecretario de Planificación e Innovación Educativa y tiene fuerte influencia en la Editorial Kapeluz, de cual fuera CEO. En la presentación resaltó que “cada persona es responsable de su propio desarrollo y su propio proceso de aprendizaje”. Bueno, un caso más de desligamiento del Estado, de la falta de oportunidades y de la crueldad de esta reforma. La Ley de la Selva.
La UNICABA viene a continuar con el ajuste. ¿Por qué? Porque donde ahora hay 29 profesorados habrá apenas un instituto de formación. ¿Dónde ingresarán los y las docentes de todas las escuelas? El recorte es evidente. Los favorecidos, clarísimos: las empresas gigantes que ingresarán en la toma de decisiones.

Gritamos bien fuerte “No a la UNICABA” no por capricho, como expresó Horacio Rodríguez Larreta, sino porque queremos seguir formándonos en nuestros profesorados y continuar teniendo el contacto humano del cual estos poderosos difícilmente entiendan en su mundo de enormes capitales y escasa humanidad.


Necesitamos que este proyecto no se apruebe porque, cuando nos recibamos, queremos trabajar en cualquier parte del país y no que el título solo tenga validez en CABA, como se detalla con esta ley. Porque se desintegrarán espacios extracurriculares y de participación comunitaria. El mercado está poniendo un pie fuertemente en la educación, abriendo el juego a lo que globalmente está sucediendo: la mercantilización de la educación.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Malimán

Por Lucas Abbruzzese


Malimán no tiene señal. Tampoco conoce de asfaltos ni una vida material. Pero Malimán tiene un corazón enorme. Lo que hace a un lugar son sus personas. Y en esta localidad fronteriza con Chile se hallan las descripciones de humildad, altruismo e inclusión.

Malimán está lleno de sueños. Desde la directora hasta sus 16 alumnos. Sueños que desde chicos los ven truncos porque los impedimentos económicos hacen que no puedan viajar para estudiar. La mina y la gendarmería son los dos destinos más factibles para trabajar. Sin sueños no se puede vivir, y estos chicos los tienen a pesar de las dificultades que se las dejan en claro desde sus primeros años de vida. Sus “vidas paralelas” -como nos contaron- pasan entre la escuela y la violencia de las casas, producto del despojo y la imposibilidad de crecimiento.


Es un Estado semi ausente.

Es una comunidad de alrededor de 30 personas, sin hospitales, y con el pueblito más cercano a 13 kilómetros. Es rogar que, ante una emergencia, funcione la radio zonal para que puedan comunicarse con los servicios y aguardar la llegada de una ambulancia.

Malimán no conoce de servicios de telefonía, pero sí de maestras con un corazón enorme que luchan y planifican a cada hora dentro de un contexto de plurigrados y de consecuencias de bajo rendimiento producto de las dificultades socio-afectivas.

Malimán, a casi 300 km. De Ciudad de San Juan, es la vista a la Pre-Cordillera. Es que nunca dejen de llamarte “usted” a pesar de que, durante cada hora en toda una semana, se hayan roto cientos de barreras de conocerse, de jugar, de timidez.

Malimán es que Doña Mercedes, una de las cocineras de lujo, te pregunte si querés sopa después de comer y hasta repetir. Y no sólo eso, sino que casi que se enoje por no aceptar.

Malimán es que Alejandro, una criatura hermosa y pura de 9 años, te pregunte si sus zapatillas están bien para ponérselas cuando uno aún no despegó los ojos. O que a la noche venga y te pida “noción” para ir a cenar con rico olor.

Malimán es el cuidado de la tierra. Es estar atentos constantemente a que la Barrick no derrame veneno. Quizás eso no sea lo peor, sino lo que viene después. Y eso que llega luego es que un Ministro vaya y le diga a la directora: “Tómese dos vasos de cianuro y va a ver que no le pasa nada”.

Malimán es el izamiento de la bandera con los cerros y las montañas que aún conservan nieve ese un invierno crudo de fondo.


Malimán fue -es y será- estar subidos en el techo de la iglesia antes de la medianoche, buscando formas entre las miles de estrellas y esperando esas fugaces que pasan tan rápido como el viento Zonda pega a cada momento.

Malimán fue cada guitarreada mientras el sol se escondía. Eran esos silencios con mucha música. Cada mate que circulaba con charlas, conocimiento y afectos.
Fue el abrazo en el momento justo.

Malimán fue la enseñanza de que, para hablar, siempre, antes hay que conocer. Es despojarse de cada juicio previo.

Malimán fue organizarse para deliberar cada actividad a organizar y qué paso dar. Fue entender que un grupo funciona mejor que la soledad.

Malimán fue llenarse de felicidad, de angustias, de afecto, de lágrimas, de salirse un poco de la burbuja en la que vivimos constantemente, inmersos igualmente a pesar de lo que intentemos cada día.

Fueron los “gracias”, los respetos y los tiempos.
Fue ir Juntos a la par.