martes, 28 de agosto de 2012

La cancha, el lugar de la discriminación


Por Lucas ABBRUZZESE

   La cancha es uno, si no el más, de los lugares donde mayores discriminaciones y barbaridades se escuchan. Fin de semana tras fin de semana parece que el tema empeora en vez de capacitar sobre lo que se dice y grita.


   Nada es justificable. Que durante el transcurso de un partido se escuchen puteadas discriminativas, de esas que te dejan la moral por el piso, alguno la puede llegar a entender justificándola con que “son los nervios del partido”. Yo no la justifico, para nada. ¿O se te nubla la mente cuando estás observando jugar a tu equipo? Lo que más me sorprende (¿todavía?) es que el agravio llegue cuando los jugadores ya estén en la ducha y no tengas esa adrenalina que produce un partido de fútbol.

   El domingo por la tarde concurrí a la cancha de River, a la platea San Martín Alta, para presenciar al equipo local vs. San Lorenzo. Como todos sabemos, el encuentro fue un bodrio, con escasas situaciones en los arcos, poco juego (cuando no), cero goles, etc. Pero eso no viene al caso. Como es costumbre y pasa siempre, la gente del equipo local, una vez finalizado el cotejo, debe esperar alrededor de media hora hasta que se dispersen los simpatizantes visitantes para luego poder irte a tu casa. Y ahí empieza donde quiero llegar.

   La gente de River, de local, ocupa siete cabeceras diferentes. Pasada esa media hora, algún jefe de seguridad da la orden para que los policías que bloquean las salidas de esas tribunas se corran y así las personas pueden salir. Y es muy difícil que todos los efectivos policiales se corran a la misma vez. Quizás, a unos les llega esa orden antes y a otros después. Entonces, es cuando observo que los hinchas ubicados en la popular y otras plateas empiezan a salir tranquilos y los que estábamos en la San Martín Alta todavía teníamos impedido avanzar porque no estaba despejada la boca de salida. Y comienzo a escuchar (y a calentarme) a un pibe (no más de 28 años) expresar: “¿Cómo van a salir ellos primeros (haciendo alusión a los de la popular)?”. Y seguía. “Miralos (le comentaba al amigo) a los negros como se van. Parecen monos saltando”.

   Claramente, esta persona se sentía superior a aquellos que estaban ubicados en la Sívori Alta. ¿Por qué? ¿Qué le hace sentir a este individuo mejor que los otros? ¿Qué le hacía pensan que él debía salir primero que los otros? ¿Cómo hace una persona para llegar a ese pensamiento? ¿Por qué el repudio era hacia los que estaban en la popular y no en otras plateas (NO DEBE SER PARA NADIE)? ¿Cuán es su prejuicio? Supongamos que a la cabecera popular vayan todas personas de color de piel morena. ¿Cuál es el problema? ¿Qué tiene de malo?

   En fin, uno se cansa de oír todos los fines de semana las mismas estupideces. Y lo peor es que nada cambia, sino que empeora. Entonces, uno llega a la conclusión de que la cancha, es el lugar de la discriminación.