No sabíamos qué canción tocaba este año (2016). Nos reunimos. Es que en y durante las reuniones -o asambleas, como quieran llamarlas- decidíamos cada paso a dar y seguir. Hubo una comunión de grupo enorme. No es casualidad que post viaje casi que no haya habido fin de semana en el que no nos hayamos visto.
Se eligió Juntos a la par, de Pappo (cómo extrañamos a Pappo). ¿Cuántas veces nos ponemos a reflexionar verdaderamente sobre las letras de las canciones? ¿Existe ese instante? "Nada como ir juntos a la par". Pff. ¿Habrá instancia para reconocer la profundidad de esas siete palabras seguidas y combinadas unas tras otra? Creo que no. O creo que sí. Bah, no sé. Allí hay algo de sueños.
Ir a la par. Con un/a otro/a. "Y caminos desandar". "Y caminos desandar". "Y caminos desandar". Sí, tres veces. Porque desandar los caminos es atreverse. Ir e intentarlo. Fallar y regresar para jamás dejar de perseguir ese sueño. Lo instalado está en nuestra cotidianidad. Queda en nosotros desandar esos caminos prejuiciados.
Pero volvamos a eso de los sueños. ¿A cuántos de nosotros se nos han pasado por la cabeza vaya uno a saber cuántos deseos o anhelos o sueños o ganas mientras cantábamos, recitábamos, practicábamos Juntos a la par? Va adjunto un video, recuerdo de ese primer día en el que nos juntamos y juntos, claro, dimos a conocer el tema para ensayarlo. Había que ver esas caras.