Tema 19. No
faltaba mucho para que termine de sonar En el baldío. De repente, todo se
apaga. Todo se silencia. La transpiración nos bajaba a pesar de la baja
temperatura. Corrían los minutos. Incertidumbre. Tras un momento que pareció
más de lo que fue, se escuchan las primeras pruebas de sonido. Las luces
comienzan a encenderse. La tranquilidad volvió cuando Chizzo retornó para
explicar que “siempre hay un boludo que se lleva puesto un cable”. Y agregó:
“Vamos de vuelta. Las garras de un terrible ser…”.
Ese “vamos de
vuelta” quedó en la cabeza. Porque, por un lado, padecimos a quien se llevó
puesto el cable porque cortó un fabuloso tema y, además, uno de los momentos
picos del recital. Pero, por otro, pudimos gozar que se tocara y cantara y
agitara y saltara dos veces con ese temón. En sus ojos había hablado la
tristeza. Vivir costó el pecado. ¿En qué quedamos entonces? En que le
agradecemos a ese boludo que se llevó puesto el cable.
Pasadas las 10 de
la noche, con la ansiedad a flor de piel, las pantallas gigantes se encendieron
dándole paso a lo que iba a ser el comienzo del segundo de los cuatro
espectáculos que ofreció el grupo de Mataderos. Un, dos tres y…Tripa y corazón.
Es que “siempre que hay vida habrá esperanza”.
“No se puede
destruir todo el sueño sin soñarlo”.
Fue un ambientazo
el de la cancha de Huracán (parece un estadio hecho para estas grandes cosas).
Por contexto, por la gente, por la voz intacta de Chizzo, por sonido, por los
30 temas. Porque es una banda, además de ser de las más convocantes del país,
que nos hace pensar y reflexionar y gozar. No faltó Cuando Vendrán. Es que “tu
empresa funciona bien en el caos, inventando analgésicos para poder vivir”. No
podemos vivir dormidos. Mejor estar insoportablemente vivos.
El día anterior,
el 1 de agosto, había sido el Día de la Tierra Madre, esa tan maltratada,
saqueada y explotada. También se hizo presente Paja Brava y su “en la tierra
crece hierba buena”. Nunca dejamos de estar Bien Alto. Hubo mucho Arte esa
noche, sobre todo Infernal. No te olvides: corre riesgo al vivir.
“Aburrida
sensación, de saber lo que viene. Si te sentás a esperar que vengan por vos los
sentimientos, vas a esperar tanto tiempo que ya la vida estará de vuelta”.
Hacía una década
que La Renga no tocaba en capital. Casi que mala palabra era. “La Ciudad está
un poco dormida”, llegó a deslizar Chizzo, quien, claro, no le dio solo una
connotación a esas seis palabras juntas. Vientos en cada salto, vientos desde
el escenario, viento en cada pogo, vientos que empujaron…que empujaron a
entender que “hoy cualquiera puede morir sin saber cómo fue vivir”.
“Hoy que no hay
tiempo que perder, que todo anda a reloj, que se destruye sin razón, y la vida
muere en un discurso”.
La pausa antes de
la recta final puso en vilo a varios. He visto a varios irse. Pero el show no
había terminado. El Rito permanecía y los corazones seguían sangrando. Y
seguimos pensando y sintiendo que “no existo más que para vos”.
Que nunca te
olvides de dónde saliste, de dónde venís, seguramente te lo repitieron hasta el
hartazgo. Vale tenerlo en claro, más hoy, en tiempos en los que los intereses
corren más rápido que los valores. Porque si “hay palabras que se disputan el
poder y la gloria” es porque el circo que consumimos día a día nos quiere
distraer. Nos quieren desbastar el inconsciente.
Y llegó lo último.
Nos fuimos Hablando de la libertad. Le continuamos buscando una verdad al
corazón. “Hice un lugar en el refugio de mis sueños, y guardé ahí mi tesoro más
preciado, donde no llega el hombre con sus jaulas ni la maquinaria de la
supervivencia, me fue más fácil intentar la vida que venderla al intelecto y la
conformidad”.
Nos tocará morir.
Que sea queriendo ser libres.