Por Lucas ABBRUZZESE
El
fútbol argentino, como se sabe, viene siendo desde hace tiempo muy mediocre.
Las jóvenes promesas que comienzan sus primeros pasos en los clubes emigran
rápidamente hacia Europa, las presiones por ganar, la histeria con la que se
vive, los no proyectos a largo plazo y la poca predisposición para brindar un
buen espectáculo se va perdiendo cada vez más. Con todo esto, el único
perjudicado es el fútbol.
El
hincha tiene su cuota de responsabilidad. La mayoría de las personas que aman
al deporte más popular del mundo quisieran que los equipos de los cuales son
hinchas jueguen como el Barcelona de los últimos años. Imposible. ¿Por qué es
imposible? Porque para pregonar ese estilo de juego hay que tener paciencia en
las tribunas, además de los jugadores por supuesto. Esa paciencia que desde
hace años no se tiene, ya que cada vez que un futbolista da un pase para atrás
comienzan los murmullos y la impaciencia en los estadios. En esos casos hay que
apoyar al jugador, siempre y cuando la finalidad de ese pase sea para empezar
de nuevo la jugada y no revolearla por los aires con el único objetivo de
sacarse la pelota de encima.
Los cánticos que salen de las gargantas de los
hinchas tampoco suman. El famoso “hay que poner un poquito más de huevo” hay
que cambiarlo por “un poquito más de juego”. La actitud en un futbolista
siempre está. Lo que falta es aprender el juego, tirar una pared, triangular,
atacar con mucha gente y ser inteligentes.
En
las canchas hay que empezar a exigir buen fútbol porque en vez de ponerse
nervioso cuando un equipo sale jugando hay que inquietarse luego de un pelotazo
sin destino. También hay que resaltar que el hincha primero quiere su conjunto
gane y que después juegue bien. Esa conducta hay que cambiarla porque si no se
modifica, la histeria comienza en el hincha y en el fútbol argentino nunca se
va a poder disfrutar de un buen espectáculo.
Si
se exige más respeto por la pelota y el juego, seguramente eso lleve como
consecuencia que en un mediano plazo se replantee la forma es la que se están dando
los partidos domésticos. Si se sigue así, el hincha es el primer cómplice de
los pobrísimos encuentros que se dan cada fin de semana.