Una estatua de Zeus
En el año 776 Antes de Cristo se
comenzaron a disputar unos eventos deportivos llamados Juegos Olímpicos. Se
realizaban en verano cada 4 años en varias ciudades griegas en reconocimiento a
los dioses de aquellos tiempos. Pero el más importante era el que se desarrollaba en Olimpia, lugar
ubicado a 300 kilómetros de Atenas, porque recordaba a quien fue, según explica
la mitología griega, el dios más importante y fuerte de todos los tiempos, Zeus.
Los Juegos antiguos se festejaban
como un encuentro religioso, cultural y deportivo. Cada espectador debía llevar
a un animal para sacrificar luego de la competencia, ritual de aquella época.
Las primeras ediciones tenían como único deporte a las carreras de casi 200
metros a los alrededores de la ciudad. Los participantes se pasaban años en los
gimnasios esperando ese momento. Con el correr de las competencias se fueron
agregando las disciplinas de distancia, lucha y pentatlón, cuya conformación se
basaba en el salto de longitud, lanzamiento de disco y bala y carreras de
velocidad y lucha.
El certamen no era sólo para
griegos. Los ganadores se colocaban y recibían un collar de laureles. Durante
muchos años no se les permitió la participación a las mujeres, luego esto se
cambió con el tiempo, tanto que la primera mujer destacada y consagrada se
llamó Kynisca de Sparta (destacándose en Tethrippon, el cual era una carrera de carros con
caballos muy populares en la antigua Grecia y Roma). Además, el primer cronista
fue el famoso poeta lírico Píndaro, en el 529 Antes de Cristo.
La imágen de Píndaro
Se llegaron a disputar 293
ediciones hasta el año 394 después de Cristo, cuando, ya en la era cristiana,
el emperador romano Teodosio los abolió porque los consideraba un espectáculo
pagano, es decir, que iba contra sus creencias, las de que existe un solo dios
para todos.