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jueves, 19 de octubre de 2017

Sergio Maldonado y su sopapo a la prensa


La hora marcaba las 20.29. La conferencia de prensa había sido convocada horas antes y, aunque digamos que no, al enterarnos nos recorrió por el cuerpo (al menos a quienes preferimos no militar en el Partido del Desinterés) la sensación de lo peor. Sergio Maldonado, quien desde hace 80 días viene sufriendo agravios y falsedades y dolores de los más profundos, agarró el micrófono y atinó a pronunciar algunas palabras para deslizar: “Somos seres humanos”.

¿Por qué hizo falta que el hermano de Santiago desprenda de su boca estas tres palabras? ¿Acaso habrá que recordar, y más con el poder del micrófono encendido, que somos personas? ¿Cómo volvemos a humanizar a un mundo que arrasa al ritmo que suben y bajan las bolsas de valores en el mercado? ¿Tal vez importen más esos valores que los valores humanos? ¿Hacia dónde va una sociedad que pasa por alto y se burla desde una de sus dirigentes políticas con más mediatización acerca de la desaparición de una persona como consecuencia de las interminables brutalidades de las fuerzas del Estado?

“Pueden esperar un poco e informar bien. Y no como algunos que empezaron a tirar cosas que hieren o levantar fotos –como la que se publicó de un cuerpo-. Me parece que no corresponde, hay que replantearse la profesión”. Sergio Maldonado, quizás sin proponérselo ni tener como fin eso, estaba dando una clase de periodismo. De periodismo. Sí, de periodismo. ¿Es periodismo eso que practican a diario las empresas comunicativas y que reúnen la atención de la mayor cantidad de gente?

“Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”, Riszard Kapuściński.

El compromiso del periodismo con la verdad debe ser ineludible. Vayamos a lo que se pregunta y nos pregunta Ariel Scher: ¿Es posible analizar los procederes del periodismo y, más centralmente, de los núcleos más fuertes de la industria de la comunicación sobre la vida y la desaparición de Santiago Maldonado sin hacer foco en que, en las horas en las que lo desaparecieron, Santiago Maldonado dedicaba su vida a participar de una actividad colectiva, organizada y de resistencia a poderes de la época que suelen ser defendidos por los núcleos de poder económico y comunicacional?”.

Sergio no había terminado. Con una cara tan llena de dolor y de angustia como de ganas por luchar y seguir preguntando e insistiendo continuó: “A veces hay que ponerse un poquito más del lado humano y si no tienen qué poner pongan música”. Y repitió: “Somos humanos”. Pedir ser humanos en una sociedad a la que le cuesta mirar a los ojos, a la que le importa más informar mal primero que bien después, que quienes se visten de saco y corbata en los shows periodísticos son más voceros del poder que educadores de sus receptores, que la mueve la codicia y no sus bases parece tarea complicada. Claudicar jamás.


El Estado es responsable. El poder económico es el que opera en las sombras. El poder mediático es el que responde a sus intereses. Consultoras que te llaman para preguntarte si toda esta mierda cambia tu voto para el domingo. Un sistema que está agotado. A Santiago lo seguimos buscando y preguntando por él. Otros prefieren continuar en el boludeo. Para quienes no se enteraron: anoche, Sergio Maldonado le dio un sopapo a la prensa.