¿Qué habrá significado ser homosexual entre 1976-1983, período en el que el terrorismo de estado se instaló de la peor de las maneras? ¿Cómo era querer SER sabiendo que el discurso dominante, del poder y la sociedad, era único y bien marcado? ¿Cómo habrá sido ser homosexual durante la última dictadura?
¿Cómo será eso de SER pero a las escondidas? ¿De SER pero sólo con tus pares? ¿Qué, cómo, por qué, hasta cuándo lo que se ES hay que ocultarlo? ¿Cómo se hacían cargo?
¿Qué significará ser homosexual en la actualidad? ¿Qué habrá cambiado con respecto a aquellos años de terror, miseria, espanto, tortura, desapariciones, miedo?
¿Cómo y qué habrá significado ser artista entre 1976-1983? ¿Cómo era el arte durante ese tiempo lleno prohibiciones? ¿Cómo se practicaba la memoria colectiva en tiempos de planes sistemáticos de robos de bebés?
“Piaf, porque el amor lo quiso” fuimos a ver anoche. Y de esto va. El profe Alberto Romero y Adriana Enriquez -y el resto del elenco- la dejan chiquita. La rompen. No se la pierdan porque hay que salir del ruido cotidiano. ¿Acaso de qué y para qué servirá preguntarnos todo esto? ¿Nos ponemos a preguntar qué pasó en este país? ¿Nos preguntamos qué pasa? Preguntarse por Santiago Maldonado, como se preguntaron y nos preguntaron una vez finalizada la obra, es impostergable.
SER. ¿Qué somos? ¿Quiénes somos? Ya somos. Somos porque vivimos. Y si vivimos somos alguien. ¿Hay lugar para mostrar quiénes somos sin peros ni explicaciones? Si la sociedad no estaba preparada para aceptar al "distinto" durante el terrorismo de estado (por favor, nunca se olviden que hubo terrorismo de ESTADO), ¿lo estamos hoy?
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